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La vida en Palermo es intensa. Los ciudadanos y los edificios están estrechamente hacinados en cada espacio disponible y los mercados caóticos hacen que las sinuosas aceras sean intransitables.
Existen jardines exuberantes junto a humildes calles, y la ropa que ondea desde los balcones parecen banderolas para celebrar una festividad pública. Pasea por la calle Roma hasta Corso Vittorio Emanuele, admirando las plazas y la hermosa catedral.
El Palazzo dei Normani es una extraordinaria fusión de estilos, sus mosaicos bizantinos son un recordatorio de la Edad de Oro de la ciudad. Otro de los indispensables en Palermo son las ruinas de la Iglesia de San Giovanni degli Eremiti, con sus cúpulas de color rosa que esconden un jardín exótico en su claustro.
No podéis perderos tampoco la Galería Nacional de Sicilia, ubicado en el Palacio Abatellis, con una magnífica colección de pintura y escultura, perfecto para una tarde cultural. Y por las mañanas, no te pierdas el gran mercado Capo. Y para los amantes de la vida nocturna, debéis acudir a la playa de Mondello. Allí puede unirse a la multitud compuesta de jóvenes italianos comiendo pescado en los puestos de cocina junto al mar o disfrutando de un gelato.
